Educación: entre la retórica y la inercia
Con la llegada de Evo Morales al
poder, enarbolando el discurso de la descolonización, se pensó que la
transformación gestada en las movilizaciones populares se sostendría en una nueva
ley educativa. Ese fue el camino que perfiló Félix Patzi, quien, desde el 2003,
acompañó la elaboración del fundamento ideológico de esa ley, que debería constituirse
en la base de la política gubernamental posterior.
El trabajo de Patzi, como
ministro de educación, inició el 2006 con la convocatoria al Congreso Nacional
de Educación, que determinaba el fin de la Ley 1565, y el ingreso a un proceso
de transformación estructural. Después de 9 años, el Gobierno no ha encontrado aún
el camino para la implementación de su reforma, y, desde la dirigencia del
Magisterio, ya se pronostica su fracaso.
La propuesta de la Ley Avelino Siñani y Elizardo Pérez (LASyEP)
Si bien el discurso de la nueva
ley se construyó sobre el rechazo a la Ley 1565, los Consejos Educativos de los
Pueblos Originarios (CEPO) pretendían seguir avanzando en la acumulación de
aprendizajes, resultante de la implementación de la educación intercultural bilingüe,
superando, eso sí, el multilingüismo tolerante que subyacía en ésta, dado su fundamento
neoliberal.
En esa dirección, se planteó una
ruptura epistemológica, expresada en la descolonización, la
intra-interculturalidad y el plurilingüismo. Con ella, se buscaba transformar
el diseño curricular que, bajo la metáfora del árbol (un tronco común y unas
ramas diversificadas), implantó modelos citadinos y occidentales uniformadores,
con una visión andinocéntrica. Los CEPO se propusieron construir un currículo que
reflejara la propia visión educativa de los pueblos indígenas, como estrategia
para la consolidación de su identidad cultural y de sus reivindicaciones sociopolíticas.
Parte de esa ruptura fue la
eliminación de la división urbano/rural, vía la incorporación de saberes y
conocimientos de los pueblos indígenas al currículo, articulados a la
ampliación del aprendizaje de lenguas indígenas en todo el sistema educativo. A
ello se sumó la incorporación de los valores comunitarios y la formación técnico-productiva,
dirigida al desarrollo del modelo de economía plural y transformación de la matriz
productiva.
Problemas en la concreción de la política educativa
Si bien el 2006 se consensuó el
proyecto de LASyEP, la Asamblea Legislativa Plurinacional lo aprobó recién el
2010, después de varias modificaciones. Tuvo que pasar un año más para que el
Currículo Base sea concluido. Este estableció tres niveles de concreción:
Currículo Base Intercultural, Currículo Regionalizado y Currículo
Diversificado, estructura que, lejos de superar la metáfora del árbol, se constituyó
sobre una contradicción fundamental al carácter descolonizador de la ley, al
establecer que el primero, obligatorio para todos y todas las estudiantes del
SEP, contemplaría conocimientos y saberes “universales”. Dentro de ese
razonamiento, se dejó un margen mínimo, en calidad de periodos, para los otros
dos currículos.
El primer intento de aplicación
del currículo recién se dio el 2013, con la intención de avanzar progresivamente
a partir de los primeros cursos; el 2014 se decidió cubrir todos los niveles. No
obstante, hasta este momento, el panorama de indefinición continúa, y tuvo que ordenarse
ya varios retrocesos y modificaciones. A continuación, por la limitación de
este espacio, me centraré en tres puntos que, considero, son los que inviabilizan
la implementación de la ley.
1) Un aspecto que ya ha sufrido
varias retracciones es el de la distribución de horas, que permitiría la
implementación de la estructura curricular, organizada en campos de
conocimiento donde se articulan distintas áreas con la realidad social, política,
cultural, económica y espiritual. Para posibilitar su concreción, algunas
materias fueron creadas o transformadas, y ello supuso la reducción de horas de
las consideradas troncales: Matemáticas, Física, Química y Lenguaje. En el caso
de Matemáticas, se redujo dos horas para favorecer la incorporación de Técnica
Tecnológica Productiva, con la que ahora forma el campo Ciencia, Tecnología y
Producción. Dentro de esa lógica, el profesor de Matemáticas debe hacerse cargo
de ambas materias, bajo el entendido de que, si es responsable de todo el campo,
podrá asegurar la articulación temática e incluso epistemológica.
Los profesores reaccionaron
negativamente, pues, en muchos casos, sufrieron una disminución de sus horas y,
en consecuencia, de sus salarios; ésa fue la razón principal de resistencia. Sin
embargo, el problema central es que no están preparados para dar esa segunda
materia, y no cuentan con las herramientas conceptuales, metodológicas ni
bibliográficas.
2) Se ha constatado que las lenguas
que habían ingresado a la escuela con la Ley de Reforma Educativa, luego de su
abrogación, han sido limitadas a un uso instructivo en los procesos de
enseñanza, o han sido nuevamente desplazadas por el castellano; en el área
urbana, aún no han logrado consolidarse, ni siquiera, como contenidos.
Al respecto, el nuevo currículo plantea
una situación sin precedentes, pues, sin contar con una fundamentación teórica
o metodológica, un profesor debe enseñar tres lenguas—castellano, lengua indígena y
lengua extranjera—, en el mismo espacio didáctico para facilitar el
desarrollo del plurilingüismo. En este propósito, la o el profesor de Comunicación
y Lenguajes deberá enseñar los contenidos del área (la mayor parte
gramaticales) en las tres lenguas y de manera simultánea. El problema es que
dichas lenguas cumplen funciones distintas para el estudiante, por lo que las
metodologías, los objetivos, las competencias por desarrollar y los procesos
psicolingüísticos que se activan son diferentes. Ello se agrava con la
constatación de que la mayor parte de profesores es monolingüe en castellano,
por lo que, en el mejor de los casos, solo podrán reproducir algunas reglas
gramaticales, que no propiciarán de ninguna manera el aprendizaje de las
lenguas.
El uso de las lenguas, sin
embargo, no es asunto exclusivo del área de Lenguaje; todos los profesores deberían
utilizarlas como instrumentos de enseñanza y comunicación, pues la educación
plurilingüe exige que el proceso educativo en general esté planificado y
desarrollado en las distintas lenguas.
3) El tratamiento de la
descolonización se funda en una contradicción sustancial. En distintos
apartados, el currículo reproduce la dicotomía propio/universal, lógica en la
que se circunscribe lo “propio” a los pueblos indígena originario campesinos, y
lo “universal”, a los no-indígenas; a partir de esta restricción, la población
boliviana no-indígena devendría portadora y depositaria de los conocimientos
“universales”. Ello revela una falta de comprensión de la descolonización, y,
en consecuencia, la incapacidad de definir y operar la relación de
conocimientos y saberes, indígenas y no-indígenas, fuera del imaginario de la
subjetividad eurocéntrica.
En este tema, no se ha avanzado,
y pareciera que la descolonización es un proyecto abandonado, más aún con el
decrecimiento de la población autoidentificada como indígena, según los datos
del Censo 2012. Una prueba es que los conocimientos y saberes de los pueblos
indígenas han sido confinados a los currículos regionalizados, y, en el
Currículo Base, no pasan de meros dispositivos retóricos.
¿Es posible avanzar?
Es necesario trabajar en tres áreas:
formación de profesores, evaluación del currículo y planificación. No obstante,
no se logrará cambios significativos si el Ministerio de Educación persiste en
excluir de estos procesos a actores claves como la Universidad pública, que
cuenta con los recursos y experiencia que las instancias de reciente creación,
como el Profocom, aún no.
Las carreras de Lingüística, por
ejemplo, han formado especialistas capaces de asegurar la enseñanza de lenguas,
que está en duda en manos de profesores obligados a aprenderlas, en condiciones
poco adecuadas.
Para concluir, no hay que olvidar
que la LASyEP ha nacido con un sentido político-pedagógico de reivindicación
indígena, por lo que las expectativas sobre su implementación apuestan a la
posibilidad de aportar a la construcción del Estado plurinacional, un proyecto
cada vez más lejano.
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